¿Podría la genética explicar la brecha de género entre hombres y mujeres en tecnología?

Autor: Laura McKinney
Fecha De Creación: 4 Abril 2021
Fecha De Actualización: 1 Mes De Julio 2024
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¿Podría la genética explicar la brecha de género entre hombres y mujeres en tecnología? - Tecnología
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Contenido

Q:

¿Podría la genética explicar la brecha de género entre hombres y mujeres en tecnología? ¿Hay alguna explicación biológica para la diferencia en número entre hombres y mujeres en roles tecnológicos, o no es más que sexismo?


UNA:

Los hombres y las mujeres son biológicamente diferentes, y eso es un hecho. Nuestros cerebros están conectados (algo) de manera diferente, y aunque tenemos mucho en común, también hay muchas diferencias físicas que separan a los hombres de las mujeres. ¿Son esas diferencias físicas y biológicas lo suficientemente sustanciales como para determinar si una mujer puede ser más o menos exitosa que un hombre en un trabajo tecnológico? Bueno, en pocas palabras, la respuesta es no. Sin embargo, el determinismo sexual está profundamente arraigado en nuestra sociedad, y hemos moldeado nuestro mundo en torno a una serie de estereotipos reales o percibidos, incluida la idea de que las mujeres tienen menos inclinación tecnológica que los hombres. Eso no significa que no podamos cambiar esta percepción, por supuesto, pero intentemos averiguar por qué sucede esto.

Lo primero es lo primero: aunque generalmente se acepta que los cerebros masculinos y femeninos funcionan de manera diferente, existe una inmensa variación entre los individuos. El dimorfismo sexual no explica todas las diferencias en la anatomía del cerebro, ya que hay muchos tipos diferentes de cerebros en lugar de solo dos de ellos (los hombres contra las mujeres). Algunas personas pueden, por ejemplo, poseer una aptitud para el arte y la artesanía en lugar de las matemáticas, pero esto sucede en cualquier subgrupo o población. Los grupos "masculino" y "femenino" son demasiado amplios y amplios (estamos hablando de miles de millones de individuos) para hacer cualquier reclamo sobre las predisposiciones generales hacia una determinada carrera o habilidad.


Estudios recientes proporcionaron evidencia convincente de que el cerebro humano sigue creciendo y evolucionando a lo largo de toda la vida. Gracias a un fenómeno conocido como "plasticidad cerebral", lo que aprendemos y experimentamos determina nuestras características cognitivas durante toda la vida en lugar de solo la infancia. Muchas de las diferencias entre las funciones cerebrales individuales están moduladas por el entorno, la cultura y la práctica en lugar de solo la genética u hormonas. Los estereotipos culturales de género obviamente explican la evolución diferente de los cerebros de muchas personas, y podrían ser una de las razones por las que una mayor cantidad de hombres se sienten atraídos por las carreras tecnológicas.

Por ejemplo, alcanzar una posición de liderazgo puede requerir sacrificar la vida personal y la familia, algo que se considera "culturalmente inapropiado" para las mujeres, incluso hoy en día. Un estereotipo social generalizado hace que mucha gente piense que pasar una gran cantidad de tiempo durante la adolescencia y la edad adulta trabajando en circuitos eléctricos y ensamblando PC en lugar de perseguir relaciones personales y contactos humanos es un comportamiento más "apropiado" para los hombres. Por otro lado, todo lo que se percibe como "emocional" se identifica como un comportamiento femenino, mientras que las habilidades artesanales y técnicas son "para los hombres". Como consecuencia, más cerebros de las mujeres evolucionarán en torno a este sesgo, y tendremos un mayor Número de mujeres que desarrollan empatía y habilidades sociales en mayor grado que las habilidades técnicas. Siguiendo este ejemplo, si analizamos una gran cantidad de escáneres cerebrales de adultos completamente formados más adelante, encontraremos que hay más cerebros centrados en la tecnología entre los individuos masculinos, con muchas mujeres enfocadas en la empatía y las habilidades sociales. Sin embargo, este fenómeno se origina en última instancia por los estereotipos sociales y culturales más que por la genética o la fisiología.